domingo, 22 de mayo de 2011

EL BOSQUE PERDIDO



      Peñalba de la Sierra es uno de los pueblos más reconditos y aislados de la sierra de Ayllón. Unos pocos "supervivientes" se resisten a marcharse, a pesar del duro invierno y el aislamiento. El pueblo en sí no ofrece nada de interés para el visitante. Sin embargo, muy cerca de éste encontramos un auténtico tesoro natural, un monumento de la Naturaleza. Se trata de la dehesa boyal, un antiguo terreno comunal que se ha conservado hasta nuestros días. La dehesa es un espléndido bosque de robles, con ejemplares monumentales, cuyos orígenes se pierden en la memoria de los tiempos. Como otras dehesas de estos pueblos serranos, es un reducto protegido donde el bosque original se ha podido conservar, y el contraste con el resto de la zona, donde abunda el matorral y los pinos de repoblación, es evidente. A pesar de ser finales de mayo, los robles apenas están empezando a brotar.





      Pero este bosque guarda una sorpresa en su interior. En en corazón del bosque, protegido por los robles, encontramos un bosquete de acebos y hayas. Grandes acebos de avanzada edad, junto con hayas de distintas edades.




      Entre los robles nos encontramos con monumentales hayas solitarias de porte espéctacular. Son ejemplares solitarios, que se encuentran bastante alejados de sus hermanos de los hayedos de Montejo, Tejera Negra y la Pedrosa. Se suele decir que son restos del antiguo hayedo que se extendía por la zona en tiempos remotos más fríos y húmedos, y parece como si esperaran pacientes a un clima más favorable y una menor presión por parte del ser humano para poder reconquistar el terreno perdido.





      Una vista general del bosque.



        Una habitante sorprendida.



     Cascada del Cañamar, el paraiso en la tierra.



      Subimos a la parte alta del bosque y los arboles desaparecen, cediendo el terreno a la roca y el matorral. Sierra de Ayllón en estado puro: un caos de rocas en cuyos recónditos valles se esconden tesoros naturales por descubrir. El sonido del viento, los pajaros y el susurro del agua, nos acompaña y nos cura el espíritu una vez más. Mientras, no muy lejos de aquí, en la capital de España, el pueblo grita  en las calles contra la dictadura del siglo XXI.

No hay comentarios:

Publicar un comentario